Utopía Selenita
La Luna, o Selene, como la llamaban los antiguos... la Luna también es objeto de inspiración en mi vida, y ahora que lo pienso bien, a quién no ha inspirado, maravillado, hipnotizado: incluso a los más tercos y ensombrecidos espíritus. Luna del alba, Luna del ocaso, de medianoche, de madrugada, eres la misma pero al mismo tiempo tan distinta. Diferentes rostros, diferentes miradas: nuevas, menguantes, crecientes, llenas, ¿pero es a ti a quién describo o a la humana naturaleza?
Sedujiste a poetas, a doncellas, a ninfas perdidas en las sombras de la noche. Fuiste diosa en la noche de los tiempos, fascinaste a princesas en sus encumbrados castillos, guíaste a navegantes allende los mares. Consolaste rotos corazones que se fundieron en tu luz haciéndose uno, como comprendiéndolos, como acunándolos en tu eterno semblante, esperando sanarlos, esperando curarlos.
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