Onírico
En mis sueños irrumpiste una noche, entre febriles delirios
aparecías al alba envuelta en niebla y rocío, impasible, lejana
El sol del amanecer se apresuró a pintar tu rostro en luz
apreciando la indolencia de incomparable lienzo en flor
Las rosas sembraron tu andar con perfumados senderos
al tiempo que las aves inundaron tus oídos con cantos embelesadores
Recuerdo que en mi onírica recreación no hacía más que contemplarte
como si mi entera existencia dependiera de ello, como si nada más importara...
Entonces sonreíste y fue como si el Universo entero se hubiera detenido
eternizando en ese instante toda la virtud que tus labios dibujaban
Me tendiste una mano, como un puente al infinito, como un lazo a tu ser
y yo dudoso de tomarte como si el frágil vínculo temiera romper con mi osadía
mientras tus brazos me arrastraban en una embriagante celosía hacia ti
Nadie nos ha visto pasar, nadie fue testigo de nosotros
Pero nadie tampoco ha visto nuestra unión inmortal perecer...
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